NOVELA DE AJEDREZ. Stefan Zweig
En
mi segunda incursión en las novelas de Zweig,
vuelvo a quedar fascinada por la brutal maestría de su narrativa. Pienso que es
el escritor (que yo haya leído) que mejor describe los extremos emocionales.
Podemos sentir estas sensaciones, casi irracionales, en nuestro cuerpo y nuestra
mente, pero describirlo, eso es otro cantar. Pues tienen delante de ustedes y a
través de palabras, las mejores descripciones de emociones básicas y humanas
que puedan encontrar. Tan es así, que cuando estamos leyendo, lo único que
podemos hacer es sentir. Sentir a lo grande. Porque nuestro autor no se conforma con
explicarnos un sentimiento de tristeza, desesperación o desolación. Lo lleva a
tal punto, a tal extremo, que después de eso, no hay nada.
Novela
de ajedrez desarrolla la escena en un barco con destino a Buenos Aires
en el que viaja Czentovicz, campeón de mundo de ajedrez. Reconocido por uno de
los pasajeros, las circunstancias se inclinan a que éste acabe compartiendo
tablero con el Señor B. Único contrincante posible para hacer frente al vigente
campeón. Con una enigmática estrategia de juego, iremos descubriendo el porqué
de la capacidad del Señor B. y de su extraña entrega a éste.
Nuevamente
se puede comprobar con Novela de ajedrez que no son
necesarias muchas páginas para hacer que el lector se estremezca, se involucre
y no olvide la historia. Precisamente se debe a que Zweig desgarra con sus letras el alma del que lee. Lleva a sus
personajes a desbordarlos de emociones, da igual cuales, conocidas por todos,
aunque tan intensamente, sólo experimentadas por unos pocos . En esta ocasión
vemos la capacidad de supervivencia mental, cuando las condiciones desatan todo
lo escondido en los recovecos de nuestra mente. Cómo cualquier estímulo puede
ser motivador de resistencia para nuestra, no tan imperfecta, naturaleza
humana.
Ya
he decidido que cuando lea a Zweig,
mi único objetivo será dejarme llevar. No entretenerme con su lectura ni
analizar qué me gusta más o menos. Dejarme llevar "a corazón
abierto". Dejar que las emociones fluyan, suban, entren y se hundan dentro
de mí. Os lo recomiendo. Ésta es una de las ventajas de leer a un grande de las
letras. Que las emociones nos rasguen es la mejor manera de sentirnos vivos y
para ello, leer a Stefan Zweig, es una apuesta segura.
Sentirnos vivos, casi nada... Pues nada, tendré que leer a este autor de una vez, que ya lo llevo aplazando demasiado no?
ResponderEliminarY me cuentas, a ver si te sugiere lo que yo pienso. Conociéndote, estoy intrigada en cómo vas a reaccionar. Un besiño.
ResponderEliminarMovido por las recomendaciones twitteras tendré que leerlo. La verdad que soy un poco remiso a considerar clásico a un autor más o menos moderno, más que nada porque me he llevado muchas decepciones. Lo leeré como dices, dejándome llevar. Además, ¡me gusta el ajedrez!
ResponderEliminarGracias por la reseña.
Besos.
Gracias por tu comentario, Rubén. Espero que ya conozcas a Zweig y no te haya decepcionado. Igual es que a mí me gusta casi todo, no sé. Pero tengo una alerta interior que me deja muy claro cuándo algo es especial. Ya me contarás!
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