CUERNOS DE CRISTAL.
Eduardo Gambetty
Difícil mundo el del adolescente.
Maravillosa mezcla de autodesconocimiento, deseos y límites sobrepasados que
dan lugar a un torrente de energía incontenida. A veces, derivando en vidas
interiores confusas, frustradas, que toman caminos inconvenientes.
Probablemente no nos acordemos, pero
la adolescencia se caracteriza por éstas y otras sensaciones contradictorias
que, normalmente, con el paso del tiempo, se equilibran para formar la persona
adulta que llegaremos a ser. Pero, ¿qué ocurre si esta fina línea empuja la
balanza hacia el desequilibrio? ¿Si la constante de deseos irracionales y
comportamientos sin límites marcan la vida de una chica de dieciséis años?
Técnicamente podemos ponerle el diagnóstico que corresponda, pero la realidad
es que un paso en falso puede ser tan crucial, que la adolescencia pase de ser
un momento evolutivo, al punto de inflexión que decidirá el resto de su vida.
Eduardo Gambetty nos trae con Cuernos de cristal una historia dura e intensa. Con altas dosis
de sentimientos insanos, pero no por ello menos reales. Nos lleva al borde del
abismo emocional sin poder parar de leer sus páginas. Por un lado, mirando de
reojo, casi tapándonos para no ver. Por otro, adentrándonos de lleno en ese
precipicio de acontecimientos inviables y así poder conocer, cómo se
desencadenan los hechos. Cuernos de cristal engancha,
emociona y hasta duele.
Yo, que he tenido la gran suerte de
perderme sin prisas entre sus líneas, reflexionaba sobre cómo afrontar esta
lectura. Dos caminos sin saber por cuál decantarme: paso de puntillas
emocionalmente hablando para no generarme desasosiego. O me dejo llevar por la
pasión sin límites que Eduardo Gambetty
pone en lo que escribe. Sintiéndolo real y por tanto, involucrándome en una
dura historia. Os imaginaréis que opción tomé. La vida siempre con pasión,
aunque ésta supere los límites establecidos.
Ilde es una chica de dieciséis años
con unas condiciones sociales y económicas muy favorables, pero con un mundo
interior egocéntrico y excesivamente onírico. Sus fieles acompañantes y testigos
de sus andanzas son unicornios. No tiene capacidad de distinción entre el bien
y el mal y sus razonamientos carecen de empatía, de objetividad y lógica ante
la vida. La delgada línea del desequilibrio es traspasada hacia una introspección
enfermiza, desencadenando hechos dramáticos. Todo ello nos incita a querer
seguir leyendo, a ver si el autor encuentra la salida menos dañina para que
nuestras conciencias puedan respirar aliviadas. Por más que nos sorprenda la
historia de la protagonista, no evita que podamos encontrarla en la vida real.
Ante la falta de consideración de la
mejor amiga de Ilde al quitarle al chico que quiere, ésta empieza a tramar una
fría venganza. Seduce y comienza una relación oculta con el padre de su amiga.
Guardándose todos los ases debajo de la manga y así poder maniobrar con la
voluntad de éste. Que caiga rendido a
cada uno de sus deseos, para que su vida no se desvanezca con un mísero
movimiento de la joven. Poco a poco, Ilde se encuentra con sentimientos
inexplorados: amor, venganza, odio, vergüenza... Todos ellos la llevarán a un
final inesperado que tendréis que descubrir.
Cuernos de cristal nos adentra en la paradoja de un
mundo de ensoñación, muy real. Con una narrativa elegante y dulce que describe
una historia dura. Como muestra esta frase para el recuerdo:
"Te perseguí en en mis sueños hasta que rendido caí dormido, cuando
me desperté, ahí estabas tú."
Os recomiendo fervientemente Cuernos
de cristal. Eduardo Gambetty sorprende con su nueva novela y nos hace
reflexionar sobre la crudeza de los impulsos, que en ocasiones, pueden revertir
los sentimientos haciéndonos seres peligrosamente irracionales.
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