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El que tiene un porqué encuentra el cómo.

jueves, 7 de noviembre de 2013


DESAYUNO CON DIAMANTES. Truman Capote



Me he quedado con una sensación de gran sorpresa. Esto es justo lo que sentí cuando cerré la última página del libro. Estas veces en las que vuelves a hojearlo, que no te quedas tranquila, como si hubiese alguna pieza con la que no contabas en tu idea preconcebida de esa lectura. Tal sorpresa en parte se debe a mi ignorancia sobre la narrativa de Truman Capote, escritor de culto para muchos y desconocido y ansiado por conocer para mí. Hace algún tiempo que amigos lectores me recomiendan que lea su obra, especialmente “A sangre fría”, pero por las cosas del destino, un día cae en mis manos una edición antiquísima de “Desayuno con diamantes” y al ser del mismo autor, no dudo en “empaparme” de su literatura.

Mi primera sorpresa es que en menos de 90 páginas la historia termina. Siempre había supuesto que era una novela larga. Además, la historia concluye, pero hay otros tres relatos más dentro del libro que junto con Desayuno en Tiffany’s componen esta obra.

La segunda sorpresa me la llevo cuando leyendo la historia de Holly Golghtly, no la identifico con Audrey Hepburn en la también ya clásica película basada en la obra de Capote. Confieso que no he visto la película, pero las imágenes que todos conocemos de ella me inspiraban un aire de superficialidad y saber estar de la protagonista que para nada es la característica primordial de ésta en el relato. Por supuesto tengo que ver el film para salir de mis errores.

En definitiva he conseguido desmitificar un conjunto de ideas erróneas, que me han hecho, cosa que agradezco, conocer un poquito la obra de este autor.

Desayuno con diamantes en un libro corto, pero no por ello encierra menos historias e intensidades en las mismas. Está compuesto por cuatro relatos. El primero y más largo es Desayuno en Tiffany’s: Holly Golghtly es una veinteañera con una belleza y un halo de elegancia y misterio que embelesa a hombres adinerados, de cuya compañía convierte su modo de vida. Su historia la narra su vecino y amigo aspirante a escritor que intenta comprender los entresijos de la psique complicada de Holly que, además de enigmática, la hace inaccesible.

Capote tiene esa forma de narrar tan apasionada que parece que da un poco igual lo que pasa en las tramas, siempre y cuando podamos seguir leyendo más de su narrativa especial y diferente. La imaginación al leer te transporta a otros tiempos más lentos, con menos prisas, donde todo se vive más intensamente y donde las experiencias cotidianas no son tan fugaces ni superficiales. Sinceramente, en esta historia me quedé con ganas de más.

Los otros tres relatos: Una casa con flores, Una guitarra de diamantes y Un recuerdo navideño, con menos de veinte páginas cada uno, os dejo que lo descubráis vosotros, pero sí os adelanto que no está reñida la extensión de los relatos con la intensidad de las historias que en ellos se recrean. Son cuentos muy humanos con un abordaje y trato a las emociones muy trabajadas y que no dejan indiferente. En especial me quedo con el último mencionado y que cierra esta obra. Me dejó con un nudo en la garganta, consigue que empaticemos con los protagonistas a unos niveles muy profundos.

Ahora que me estoy adentrando en el mundo de los relatos (siempre he sido mucho de novelas interminables), probablemente me equivoque, pero veo similitudes narrativas y emocionales entre Truman Capote y la última premio Nobel de literatura Alice Munro: pocas páginas, historias intensas y nada superficiales, con los sentimientos y emociones por bandera y una narrativa que, sin ser complicada ni incomprensible, no deja de ser muy elaborada y escrupulosamente elegante. En conclusión: LITERATURA en mayúsculas.

Si aún no habéis descubierto a Truman Capote, no esperéis tanto como yo para hacerlo. Estoy segura que a todos los apasionados de las letras os gustará. Yo sin duda, seguiré leyéndolo.
Mercedes Suero Fernández
7 de Noviembre de 2013

2 comentarios:

  1. Hace tiempo que yo tampoco leo relatos, así que has despertado el gusanillo. Ya te he hablado de Cortázar verdad, jejeje. Pues ya sabes, a seguir con los relatos, a seguir descubriendo y sobre todo destaco de lo que comentas eso de literatura con mayúsculas que en estos tiempos de hacer caja y obras apresuradas no está de más. Suelo considerar lo que he leido como obra con calidad o no dependiendo si con el paso del tiempo recuerdo detalles que al traerlos al ahora me siguen golpeando la conciencia y entiendo que Capote puede llegara conseguir eso.

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    1. Totalmente de acuerdo con tu comentario, Víctor. Conociéndote me atrevo a decirte que leas a Alice Munro (te acuerdas de aquel libro que compré?) Sorprendete... más adelante la reseña. Un beso.

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