Mi blog

El que tiene un porqué encuentra el cómo.

martes, 4 de octubre de 2016

Ficción, señores, ficción.


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Reseña de Los últimos días de Adelaida García Morales de Elvira Navarro. Una recomendación de Mercedes Suero

Editorial: Literatura Random House

Mis lecturas de Elvira Navarro nunca podrán considerarse imparciales, reconozco que desde que leí La trabajadora hubo un impulso químico, cual flechazo de Cupido, que me unió a su forma de transmitir, que hizo que el ver una nueva portada con su nombre (y parte de su cara) despertara todas mis ilusiones por volver a sentir lo que con pocos escritores contemporáneos consigo: un total estado de ensimismamiento y admiración entre páginas especiales. La onubense vuelve con Los últimos días de Adelaida García Morales y a pesar de este título, que podemos asociar a una crónica real, la novela es pura ficción y se deja claro. Lo que sí tiene parte de verdad es la anécdota que desencadena las diferentes elucubraciones que la autora hace sobre esos momentos y cómo afectó a las personas con las que tuvo el último contacto.

La realidad es que Adelaida García Morales fue una escritora que alcanzó un gran éxito literario gracias a la película que su entonces marido hizo de un relato suyo: El Sur. El cual se publicó posteriormente. Ganó el Premio Herralde en 1985 con El silencio de las sirenas, digamos que tuvo su momento de reconocimiento merecido y siguió publicando en las siguientes décadas con un creciente camino hacia el anonimato. Falleció el 22 de septiembre de 2014 con poca repercusión mediática a pesar de haber sido en algún momento incluso lectura obligatoria en los centros educativos. Murió en el olvido literario y una anécdota de sus últimos días desencadena una mirada muy personal de Elvira Navarro sobre lo que, por qué no, pudo ser.

Una realizadora de un documental con testigos cercanos a la escritora desaparecida y su psiquiatra. Por otro lado, una concejala de cultura con mala conciencia ante la deshumanización de lo que debería ser la protección pública. En torno a estas dos circunstancias se rodea la vida ficcionada de García Morales y los protagonistas encargados de poner en claro quién fue, cómo vivió y cómo acabó. Como broche final y sin añadir nada a la trama se añaden datos informativos reales sobre el momento de su muerte y unos mail que dan la pista al origen de todo, a la chispa del porqué de Los últimos días de Adelaida García Morales. A partir de entonces, Navarro ficciona el final de una vida con más oscuros que claros, con problemas psiquiátricos y un abandono personal y cultural. No dejan de ser especulaciones, pero la crítica social una vez más es la gran protagonista de la novela desde el individualismo de sus personajes. Ésta es sin duda la firma especial de Navarro. Sin perder el tono tranquilo y comprometido nos revuelve por dentro para darnos de bruces con la actualidad más desoladora, casi con la falta de esperanza.

Ya la portada dice mucho de lo que encontraréis leyendo esta novela, la mirada de soslayo en una prudente distancia de la autora hacia la desaparecida Adelaida en un primer plano tan expuesto como ausente. Una carga de melancolía en lo que la vida depara en su devenir inesperado e inhóspito. Tengo que decir que esta lectura (al igual que La trabajadora) deja cierto regusto de mala conciencia colectiva. Está bien ahondar en cosas que miramos de reojo y justo el hacer que el nombre de Adelaida García Morales vuelva a sonar en las letras de nuestro país, ayuda a que el mundo sea algo mejor.


martes, 27 de septiembre de 2016

Piel y alma... carne.

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Reseña de La carne de Rosa Montero

Editorial: Alfaguara

Una elegante noche de ópera, una pareja atractiva y muy llamativa: ella madura y sofisticada, él joven y guapo como Adonis en sus mejores días. Cariñosos y cómplices. Todo de lo más natural y fortuito si no fuese porque él es un gigoló contratado para dar celos al examente de ella, que de manera "casual" se encuentra en el mismo sitio con su esposa embarazada. Allá donde podemos leer un acto pueril y desesperado se encierran más emociones de las aparentes, pero esto se irá descubriendo con el paso de páginas y acontecimientos. Un suceso violento a la salida de la ópera será el punto de inflexión para que la relación de negocios mute hacia otro tipo de entendimiento tan comercial como emocional. Soledad es ella. Adam, él. Se abren hacia una relación extraña y dependiente, de empoderamiento invertido al margen de las apariencias. Soledad es comisaria de exposiciones, está encargada de una exposición literaria en la Biblioteca Nacional sobre "escritores malditos" y la vida de éstos se entremezcla con la narración de la novela y la propia historia de Soledad y el gigoló. Esto es la guinda de La carne, el punto diferente, descubrir estas vidas intrigantes y reales y el peso de la literatura en el propio destino.
Rosa Montero consigue que lea de dos sentadas su última novela. Creo que el truco está en la sinceridad. Es una narración libre, una historia íntima y sin miedos al qué dirán. Muy personal, tanto que parece que estamos invadiendo demasiado el espacio de alguien, que descubrimos sus fantasmas más escondidos. La madurez y sus intrígulis, los límites establecidos versus los reales. Dicotomías vitales llevadas a la reflexión más introspectiva. La muerte y el concepto de fracaso personal son otros de los temas transversales que la novela aborda, pero por encima de todo ello, impregnando cada espacio y cada gesto siempre está La carne, por fin con la importancia que le corresponde. No hay que temer a parecer superficiales, las cosas son como son y lo seguirán siendo, la carne tiene el poder y lo utiliza como quiere. En la vida de Soledad y Adam tenemos un buen ejemplo sin tapujos, no vale la mirada de censura, sólo dejarnos llevar.

lunes, 19 de septiembre de 2016

El amor en su plena destrucción

Resultado de imagen de portada un amor que destruye ciudadesReseña de Un amor que destruye ciudades de Eileen Chang.

Editorial: Libros del Asteroide

Un amor puede destruir una ciudad para transformarla en su propio asilo. Un amor puede utilizar las decadentes normas sociales como motivo de mofa. Una pluma como la de Eileen Chang puede convertir la cultura milenaria más anquilosada y rígida en una ventana al exterior no exenta de la propia crítica.

Un amor que destruye ciudades es una pequeña novela de poco más de cien páginas con todo un universo dentro. Susceptible de descubrimiento, interpretación y valoración por parte de un lector que, cuanto menos, se verá zarandeado por un mundo cargado de egoísmo y convenciones que sí que destruyen ciudades. La historia de la familia Bai está ambientada en Shanghai en los años cuarenta. Todo comienza con la muerte del exmarido de una de las hermanas de la familia, cuyos miembros la instigan a que aproveche la condición de “viuda” para que el dinero del difunto amortigüe los gastos familiares ocasionados por ella cuando fue acogida de nuevo en la familia tras la separación. Todo con un discurso ruin y calculado, sin atisbo de escrúpulo ni honradez. A partir de ahí vemos con claridad la visión de la autora sobre su propia cultura y la intención de mostrarlo al mundo.

El argumento principal se basa en la intención de algunos miembros de la familia en convenir el matrimonio de una de las hijas casaderas con un buen partido chino. Pero los matrimonios de conveniencia no son invencibles ante los sentimientos ni siquiera en la hermética tradición que se relata. Comienza un encuentro en Hong Kong entre el joven y la hermana divorciada y cuasi viuda que irá marcando el devenir de sus propios pasos por encima de lo establecido, aunque sin poder ignorar las consecuencias venideras. En todo ello, y como siempre la vida regalando oportunidades aunque sean disfrazadas de horror, estalla la guerra. El instinto de supervivencia hará que sólo se lleven lo importante y así todo cobrará sentido.
En esta cuidada edición de Libros del Asteroide también se incluye otro breve relato dedicado al amor: “Bloqueados”. El encuentro en un tranvía entre dos personas ajenas y deseosas de lo que el otro podría darle. Todo pasa en una nebulosa casi onírica por unas determinadas circunstancias. Como esos sueños que continúan atormentando nuestra conciencia cuando ya hemos alcanzado precisamente este estado.

Ambos en la misma línea, los relatos son no sólo recomendables, para mí ha sido un nuevo acercamiento a la literatura oriental con un estallido abrupto de señales intencionadas que no pueden pasarse por alto. Adelantada a su tiempo Eileen Chang, una valiente sin duda.



martes, 13 de septiembre de 2016

Cuando el encuentro se vuelve fatídico...

Fatídica de J. P. Manchette.

Editorial: Navona
 
La novela negra sigue con su auge audaz e imparable. Todas suenan precisamente a esto. Las portadas oscuras se amontonan en las mesas de novedades en una época propicia para la lectura rápida y volátil, pero... Navona va más allá y nos sirve en bandeja un clásico irrepetible para los amantes e incluso simplemente aficionados del género que no podremos dejar pasar. Fatídica es una historia corta, poco más de cien páginas donde se huele la esencia de las tripas negras. Es distinta, distante incluso, con una marca meridiana que hace difícil al lector traspasarla hasta que llega el momento fatídico que nos deja sin opción a réplica.

Aimée Joubert (por llamarla de alguna manera) aparece en Bléville (Francia), se maneja como pez en el agua entre los empresarios corruptos de la alta sociedad analizando las conductas y las relaciones que entre ellos se forman sin que nadie sepa su verdadero propósito. Aimée es una asesina a sueldo sin escrúpulos y mucha perspicacia. Lo podemos ver nada más comenzar la novela con un encuentro un tanto turbulento. No existe ningún tipo de conciencia para acabar con vidas ajenas y es quizás es estos episodios donde el autor da toda la información que nos resulta escasa en otras partes de la novela.

Manchette supo trasladar el verdadero sentido del género. Con más o menos entusiasmo en su encuentro con el lector, de lo que no podemos discutir es que Fatídica es una obra que no pasa inadvertida.

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