Editorial: SUMA DE LETRAS
¿Quién dijo que las personas con
capacidades multidisciplinares sólo existieron en el Renacimiento? ¿Y si
nuestras pasiones pudiesen convertirse en alternativas profesionales y tener la
oportunidad de transmitirlas a los demás? Una pasión desmedida y el mejor de
los vehículos de transmisión como es la literatura, es lo que se traduce al
leer Matar
a Leonardo Da Vinci. Christian
Gálvez derrocha devoción por la vida del icono renacentista, exaltando su
faceta más personal, las experiencias que marcaron su devenir como hombre, más
que como artista. Un nuevo perfil del polifacético artista que nos adentra en
su aspecto más humano y en un contexto histórico que revela decisiones
influenciadas por tramas políticas y poderes religiosos. Sin duda, una nueva
versión de uno de los más eclécticos personajes de la historia del arte.
Matar a Leonardo Da Vinci comienza con un joven Leonardo
encarcelado en los calabozos del Palazzo del Podestà, Florencia, acusado de
sodomía. Este hecho será el comienzo de varias "fugas" del prometedor
artista por otros horizontes donde se irán desplegando sus innumerables trabajos
artísticos, más como consecuencia de una vida marcada por el exilio, que como
meta artística en sí. Recorreremos de la mano de Leonardo Da Vinci diversos
lugares emblemáticos del siglo XV, conoceremos más a fondo a artistas míticos
como Boticelli, Verrocchio o Miguel Ángel. Éste último descrito como personaje
de carisma arrollador y que al menos a mí, se me queda corta su aparición en la
novela. Una relación digamos que "complicada" la que mantiene con Da
Vinci y que tendréis que descubrir leyendo la historia.
En definitiva, Christian Gálvez nos invade con un sinfín de datos históricos que
contextualiza a la perfección en una época
convulsa de intrigas políticas y territoriales, y a la vez, narra una
vida no exenta de sobresaltos, viajes y misterios que se irán resolviendo por
el camino recorrido a lo largo de su vida. A todo ello, el autor le une un
retrato emocional que evoluciona a lo largo de los años, debido a unas secuelas
psicológicas derivadas de ese comienzo traumático. Después de leer la novela me
quedo con la duda: ¿Cuánto de realidad y cuánto de ficción? Con una narrativa
ágil, capítulos cortos y frases finales que sentencian, Matar a Leonardo Da Vinci
tiene tantos retazos de novela histórica como de thriller o incluso novela de
misterio. Cuando la lean, como siempre, quédense con lo que más les guste. Yo
me quedo con Miguel Ángel.
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